Ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias universales, bestiarios lógicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, dramas teológicos, invenciones geométricas y recuerdos inventados son parte del inmenso paisaje que las obras de Borges ofrecen tanto a los estudiosos como al lector normal. Y sobre todas las cosas, la filosofía, concebida como perplejidad; el pensamiento como conjetura; y la poesía, la forma suprema de la racionalidad. Siendo un literato puro, paradójicamente, preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece —a través de la perfección de su lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y al pensamiento universal.
Galardonado con numerosos premios, Borges fue también un personaje políticamente polémico, con posturas de corte conservador (derechista) que se estima fueron óbice para ganar el Premio Nobel de Literatura al que fue candidato durante casi treinta años.